ÉTICA Y VALORES Y CÁTEDRA DE PAZ SEMANA 32
ÉTICA Y VALORES Y CÁTEDRA DE PAZ SEMANA 32
EVIDENCIA DE APRENDIZAJE | SEMANA | FECHA |
Reconoce cómo sus acciones en la escuela pueden afectar a sus compañeros. | 32 | Septiembre 27 - Octubre 1 |
LA AMISTAD
Lee con atención el
siguiente cuento:
El
saco de la amistad.
Santiago entró en casa de los abuelos con un
enfado tremendo – ¡ya no quiero ser amigo de Pedro!– Dijo mientras se apoyaba
en su balón de fútbol favorito.
– ¿Qué ha
pasado?-preguntó el abuelo Jesús.
Santiago describió con todo lujo de detalles una
discusión que había tenido con su amigo acerca del balón sobre el que se
sentaba…
– Bueno,
no me importaría jugar con él…
– Es que
la mamá de Pedro ha llamado para ver si querías pasarte esta tarde por su casa
a ver una peli, pero como estáis tan enfadados no he sabido que decirle.
– Dile
que sí, dile que sí, y me llevo el juego de construcción para que montemos un
castillo mientras vemos la película….
– Vale,
vale, pues llamo a su madre y le digo que sí.
– Abuelo,
a veces siento que no tengo amigos. Pedro muchas veces no me hace caso y sólo
quiere jugar a lo que le apetece a él.
– Verás,
Santiago, te voy a contar un secreto que sólo los ancianos conocemos. Es un
secreto sobre la amistad.
A lo largo de mi vida me he encontrado con
grandes personas, que se han convertido en mis amigos. Algunos se han quedado a
mi lado durante muchos
años, pero otros estuvieron poco tiempo junto a mí y, aún así dejaron su
pequeña aportación al saco de la amistad.
– ¿El
saco de la amistad? – preguntó Santiago.
– Yo lo
llamo el saco mágico de la amistad. Es mágico porque sólo tú lo puedes ver.
Además, nadie puede decidir nada sobre tu saco, porque es personal e
intransferible, es decir, tú decides quién entra y quién sale de tu saco de la amistad.
Verás, Santiago, cuando yo tenía 8 años, los
mismos que tú tienes ahora, me pasaba el día buscando ese gran amigo que fuese
siempre fiel, estuviese siempre de mi lado y fuésemos, como en las películas,
inseparables. Pero por más que buscaba, no encontraba a esa persona especial
que yo tenía en mente.
Mi abuelo, tu bisabuelo, siempre me decía que yo
era muy afortunado, pues tenía muchos amigos que me apreciaban y siempre
estaban dispuestos a jugar conmigo.
Me
encantaba ir a casa de mis abuelos….
– A mí
también me gusta venir a tu casa, abuelito.
– La
abuela preparaba mi comida favorita y el abuelo me escuchaba y se reía con
todas las historias que traía del colegio y, aunque en muchas ocasiones fueran
invenciones mías, él siempre estaba atento a todo lo que yo contaba. ¡Él me
entendía de verdad!
– Anda,
pues lo mismo que yo…
– Además
a mi abuelo y a mí nos gustaban las mismas cosas. Cuando salíamos a caminar al
monte, yo imaginaba que era un gran escalador y que íbamos por el Monte
Everest, y el abuelo siempre me seguía en las muchas fantasías que me pasaban
por la mente.
Así fueron transcurriendo mis años de colegio y
de niñez. Yo fui muy afortunado, porque tuve muy buenos amigos tanto en el
colegio, como en la universidad, pero todo aquello pasó y mi vida, al igual que
la de mis compañeros, cambió.
Algunos nos casamos y nos quedamos a vivir en la
ciudad, otros decidieron viajar y se fueron a vivir lejos de aquí… y nunca más
tuve noticias de ellos.
Conocí nuevos amigos y forjé nuevas amistades
con las que disfrutar. Sólo mantengo una amistad de mi niñez, Mario, a quien
conocí a los 5 años y nunca dejó de ser mi
amigo, a pesar de las discusiones.
¿Sabes una cosa? Si hoy tuviese que hacer una
lista de mis mejores amigos tú estarías entre ellos, Santiago.
– ¿De verdad? Pero yo soy pequeño, ¿no? –
preguntó Santiago extrañado.
– ¡Qué
va! Y… ¿sabes quienes más estarían en
esa lista?, pues mis abuelos, mis padres, mi amigo Mario, mi perro Curro, la
abuela, mis nuevos amigos con los que juego al golf…seguro que me olvido de
alguno importante, pero nunca me olvidaré de los imprescindibles y entre ellos
siempre estará mi abuelo. Él cumplía todos los requisitos para ser un gran
amigo: me sabía escuchar, se reía conmigo, me daba consejos aunque no me
gustasen, y era capaz de soñar mis sueños…
– Pero
los abuelos son muy mayores para ser amigos, ¿no?
– Dime
Santiago, ¿qué amigo tienes que cumpla todo lo que yo te acabo de decir?
–
Pues…Pedro, mamá, papá, el primo Carlos y tú.
– ¿Te das
cuenta de lo distintos que somos todos los que formamos tu lista de la amistad?
– Si,
tienes razón abuelo.
– En mi
saco mágico de la amistad no hay una lista de amigos muy grande, pero sí que
están aquellas personas en las que puedo confiar de verdad.
– En el
colegio puedes jugar con todos los niños y niñas que te apetezca y de ti
dependerá que pasen a formar parte de tú lista de amigos. No dejes de jugar y
de disfrutar con otros compañeros y niños del barrio, porque es la mejor manera
de encontrar nuevos nombres para tu saco mágico de la amistad.
– Abuelo, ¿sabes una cosa?
– Dime
Santiago.
– Pues
que ya estás dentro de mi saco mágico de la amistad.
FIN
Responde en tu cuaderno las
siguientes preguntas:
1. ¿Por qué estaba enfadado Santiago?
2. ¿Qué es el saco mágico de la amistad?
3. ¿Alguna vez te has sentido como Santiago?
4. Enumera aquellas personas importantes que
podrían pertenecer a tú lista de amigos.
5. ¿Qué requisitos cumplían los amigos del abuelo
de Santiago?
6. ¿Qué cosas te gustan de tus amigos?
7. ¿Hay algo que
no te gusta que hagan? ¿Qué cosas te hacen sentir mal?
8. Explica cómo te sientes cuando tus amigos se portan bien.
9.Explica cómo te sientes cuando tus amigos o compañeros de clase no tienen en cuenta tus sentimientos u opiniones.
Comentarios
Publicar un comentario